Tendrán que pagar. Antonio Morales


En las últimas semanas, una suma de sucesos encadenados ha precipitado la escenificación urgente de la búsqueda de alternativas al grave problema de los desahucios en España, por parte de los dos partidos mayoritarios del arco parlamentario. Los que siempre se negaron a plantar cara a los atropellos del sistema financiero, han tenido que reaccionar, cuatrocientos mil desahucios después, ante la solidaridad ciudadana que congrega cada vez a decenas de personas frente a las viviendas de las que pretenden echar a las familias; a causa de la profunda alarma social ligada a las noticias que nos hablan de suicidios por tener que abandonar su vivienda en Granada, Las Palmas de Gran Canaria, Málaga, Barcelona y Barakaldo; por la valiente acción de un grupo de jueces reunidos en Valencia denunciando los abusos del sistema español de desahucios y la posterior andanada de todos los decanos del país exigiendo una paralización cautelar de los desalojos y el cambio urgente de una ley que deja a los ciudadanos en absoluta indefensión y debido al informe de la abogada general del Tribunal de Justicia de la UE considerando que la regulación española de desahucios judiciales vulnera el derecho europeo sobre protección a los consumidores, porque no los ampara frente a las cláusulas abusivas.

En la pasada legislatura, el PSOE rechazó varias Iniciativas Legislativas Populares y propuestas y proposiciones de ley de distintos grupos de izquierdas del Parlamento que pedían un cambio en la ley. En ésta por la que transitamos, el PP también ha hecho lo mismo con una ILP y con mociones de la oposición. Ahora les entró la prisa y se reunieron –sin posibilidad de llegar a acuerdos- pretendiendo arreglar el problema con una solución que ya les adelantó la patronal bancaria (“en un rasgo de generosidad”, según la periodista Edurne Uriarte): paralizar los desahucios “extremos” y darles una moratoria de dos años mientras siguen aumentando los intereses bancarios usureros. Con el desmarque del PSOE, el PP ha aprobado el pasado jueves una moratoria de dos años sin modificar la Ley Hipotecaria, la dación en pago, el valor de las tasaciones, los intereses de demora ni la retroactividad. Al final no ha resultado más que una maniobra burda, para acallar las voces en alza de la indignación ciudadana y mantener la deuda eterna de miles de familias. Esto añade más bien poco al Código de Buenas Prácticas bancarias aprobado este año por el Gobierno, una pamplina voluntarista y engañabobos.

La ambición desmedida de la banca y su afán de crecimiento sin límites hizo que, en la época de bonanza, repartiera dinero por doquier, con valoraciones infladas, a ciudadanos que sabía que podrían tener problemas para pagar. Con la estafa de las preferentes robaron el ahorro de miles de familias; no han dejado de especular día tras día con las hipotecas y los desahucios, según denuncian los jueces y los fiscales, y, encima, el país se endeuda y se empobrece hasta el infinito para pagar un rescate por sus ingenierías financieras fulleras (según el último informe de la Obra social de La Caixa, España ha experimentado el crecimiento más importante de pobreza severa en la UE). Se recortan los derechos sociales y laborales, se renuncia a la soberanía del Estado y se pone en entredicho la democracia. Y se provoca la exclusión social y la muerte de mucha gente.

Los suicidios provocados por los desahucios no son un hecho aislado. Según los datos aportados por el XVI Congreso Nacional de Psiquiatría –que ya cité la pasada semana- cada día se producen en España nueve muertes por suicidios y un tercio de estos se debe a los problemas económicos provocados por la crisis. Es decir, más de mil personas mueren cada año empujadas al suicidio por el paro, la pobreza, los desahucios, etc.

Pero los que han propiciado todo esto, desde el sistema financiero sin control que enmascaraba sus pérdidas y sus actividades fraudulentas, y los que lo han permitido y lo amparan, desde la política, no pueden salir de rositas. No podemos seguir aceptando que no asuman sus responsabilidades. Hace poco Julio Anguita aseguraba con contundencia que “el rescate, como haber cambiado la Constitución para pagar la deuda, es un delito de traición de Zapatero y Mariano Rajoy”. El catedrático de Economía Juan Torres salía poco después a la palestra asegurando que las afirmaciones del excoordinador de IU coincidían con lo que él venía expresando: “este gobierno y el anterior han cometido y cometen una auténtica traición al Estado y al pueblo español (…) Obligan al pueblo a aceptar políticas que lo arruinan y a cargar con una deuda que es verdaderamente odiosa porque se le ha impuesto contra su voluntad por los grandes poderes financieros y, en lugar de rebelarse contra eso, se pliegan a los intereses extranjeros”. Como dice Garzón, “es inaceptable que ni un solo proceso penal esté abierto respecto a quien ha causado esta crisis. Que no se hayan iniciado causas penales contra entidades financieras. Que los responsables bancarios ni siquiera sean molestados”.

Pero no son solo algunos izquierdosos españoles los que plantean esta tesis. El Nobel de Economía y exvicepresidente y economista jefe del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, lo ha expresado con nitidez: “o mandamos a los banqueros a la cárcel o la economía no se recuperará”. El economista americano James K. Galbraith habla en parecidos términos: “hay que depurar a los funcionarios públicos que traicionaron la confianza pública y los financieros deben sentir, hasta las entrañas, el poder de la ley. Y la población, que vive con la ley, debe ver clara e inequívocamente que es así”. Robert Elliot, presidente de Linklaters dice que “el mundo juzgará a los bancos por sus acciones”. También Jeremy Kroll, fundador de K2, lo deja meridianamente claro: “hay muchos responsables de la última crisis financiera, sobre quienes, a pesar de haber sido nombrados e identificados, las autoridades no han realizado investigaciones, ni civiles ni penales”. El multimillonario Buffet ha demandado sanciones para los ejecutivos de los bancos: “los banqueros deben pagar un alto precio por su imprudencia”…

No son pocas las voces que se alzan en estos momentos demandando el reconocimiento del crimen económico contra la humanidad o un nuevo Tribunal de Nuremberg “para juzgar a los especuladores por crímenes contra la humanidad” como pide Jean Ziegler, miembro del Comité consultivo de Derechos Humanos de la ONU. El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas establece que “ninguna crisis económica y financiera mundial disminuye la responsabilidad de las autoridades estatales y de la comunidad internacional en el respeto de los derechos humanos”. Aquellos que están llevando a millones de ciudadanos a la pobreza y a la desesperación; aquellos que nos están privando premeditadamente de una vivienda, de una educación estatal de calidad, del trabajo y de una sanidad pública que garantice la salud, deben someterse al juicio severo de la Justicia de este país o a la de un Tribunal Penal Internacional que legitime la persecución de los crímenes financieros contra la humanidad. No pueden quedar impunes sus desafueros. Tendrán que pagar.

*Antonio Morales es alcalde de Agüimes. Este artículo fue remitido a nuestro blog por el autor para su publicación.

P.D.: La viñeta que encabeza esta entrada fue publicada en http://mundoclaraboya.blogspot.com.es

Acerca de juanglujan

Juan García Luján es periodista, de las islas Canarias. Ha trabajado en radio, prensa y televisión. Entiende el oficio de periodista como la posibilidad de informar, comunicar y reflexionar en alto. Todavía cree que es una profesión útil para la sociedad. Después de 25 años de oficio no confunde libertad de empresa con libertad de expresión.
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3 respuestas a Tendrán que pagar. Antonio Morales

  1. SEBASTIÁN dijo:

    Una vez más, Antonio Morales, contundente y clarificador. Pero hay que educar al pueblo y preservarle de la permanente labor de desinformación que despliega el sistema a través de la mass media subvencionada. Votan, así, contra sus propios intereses. Las fuerzas progresistas deben impulsar la formación política, económica y social de la población, como asignatura básica de la Educación Pública. La Socialdemocracia ha de corregir sus errores y no renunciar a sus principios básicos, como ha hecho sistematicamente cuando ha ostentado el poder. Hay que desmontar el sistema capitalista en la cúspide neoliberal más devoradora de todos los tiempos.

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  2. Remigio Sol dijo:

    «El sistema capitalista está fundado sobre las matemáticas (suma, multiplicación y resta) y un axioma original para construir la plusvalía: Comprar barato, vender caro, y generar rentabilidad privada con el trabajo social.
    Aunque para ello tenga que condenar al hambre y a la pobreza a una masa mayoritaria (y creciente) de seres humanos y destruir el planeta que los contiene.»

    Humberto Rosario Díaz. en Maestroviejo.

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    • Pedro Álamo dijo:

      Continuando la línea que plantea Sebastián: «formación política, económica y social de la población», mi reflexión o más bien propuesta es importante que vayamos abriendo camino concreto y real en dos líneas de actuación: profesorado de universidad, instituto, e incluso de primaria » profesores de historia y de sociales comuniquen datos y reflexion4s al alumnado para que hablen, discutan y ACTÚEN» (mañana continúo)

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