Los zapatos de mi padre


zapatos segundo

Estos son los primeros zapatos de mi padre. Hace unos días me los enseñó, los guarda en la misma caja que los guardaba su madre. Con estos zapatos Segundo dio sus primeros pasos por Barrancohondo y Juncalillo. Entre aulagas y tuneras Segundo caminó sobre estos zapatos mientras descubría el mundo. No hay fotos de aquellos primeros pasos porque en Juncalillo no había cámaras, ni coches, ni carreteras, ni aceras. Nos podemos imaginar una foto en blanco y negro, pero aquel mundo del bebé Segundo que se puso estos zapatos era un mundo de muchos colores.Hoy Segundo, mi padre, cumple 84 años. Ya no tiene las mismas ganas de vivir que cuando se ponía dentro de estos zapatos.

Ya lo escribimos hace 5 años, pero vamos a recordarlo hoy. Creció Segundo entre Artenara y Juncalillo jugando con un coche hecho con latas de sardinas. La madre cosía para ganar algunas perras y enseñó a sus hijos a vender huevos para comprar aceitunas. Cuenta Segundo que se tenía que esconder para hacer sus necesidades porque los perros lo perseguían para poder comer algo. Llegó la guerra de Franco y Jesusita tuvo suerte porque sus hijos no fueron obligados a acudir al frente porque eran muy pequeños para ponerse el uniforme, lo que sí debió hacer ella fue entregar a la guardia civil y a los falangistas las pocas joyas que tenía. Le dijeron que debía ayudar a la patria, que así es como llamaban al bando bueno que había iniciado una cruzada contra el bando malo que formaban los rojos, que quemaban las iglesias y mandaban el oro para Moscú, los muy cabrones.

Aunque ganaron los buenos, nadie se acordó de Jesusita para devolverle los anillos que había entregado a la causa. La posguerra era dura en una tierra que no producía lo suficiente para salir adelante en aquel tiempo de silencio que describió en su novela Martin Santos. Jesusita, la tía Elena y los dos niños que ya eran pibitos se mudaron a la capital con lo puesto. En la casa de la madre en Arenales Segundo montó su primer almacén, mientras su hermano comenzó a trabajar en las ambulancias. Las pocas horas libres las dedicó conquistar a una muchacha delgada que también había bajado de la cumbre. Segundo tenía que darle media peseta a las hermanas pequeñas de Carmela para poder echar un puño a la baifa tranquilo .

Con los primeros ahorros se decidió a casarse y comprar un pisito en Las Rehoyas. Una cortísima luna de miel en el hotel de Santa Brígida y a seguir trabajando doce horas al día. Segundo vendiendo comidas y bebidas y Carmela en la tienda de ropas. Segundo consiguió varios premios por sus aciertos comerciales, así pudo viajar a Londres invitado por una casa de güisqui, también conoció París y visitó las bodegas de Andalucía.

Sin títulos académicos, con sólo las cuatro reglas Segundo y Carmela pudieron sacar a la familia adelante. Aquel muchacho que llegó con lo puesto desde Juncalillo cumple hoy 84 años. Quienes lo conocen en la salud y en la enfermedad dicen que Segundo tiene siete vidas, ha vivido dos dictaduras, una república y una monarquía, ha sobrevivido a tres infartos y ha desafiado las prohibiciones de los dulces, las tartas y los helados durante décadas de diabetes. Yo conocí a Segundo hace 45 años, me lo presentaron en la clínica a las pocas horas de mi nacimiento. Me crié escuchando sus chistes, aprendiendo de su honestidad y valorando su capacidad de trabajar. No me gusta contar mi vida ni meter a mi familia, pero hay momentos en que se puede hacer una excepción, y hoy que Segundo cumple 84 años y le cuesta tanto andar, valía la pena recordar cómo fueron sus primeros zapatos .

Acerca de juanglujan

Juan García Luján es periodista, de las islas Canarias. Ha trabajado en radio, prensa y televisión. Entiende el oficio de periodista como la posibilidad de informar, comunicar y reflexionar en alto. Todavía cree que es una profesión útil para la sociedad. Después de 25 años de oficio no confunde libertad de empresa con libertad de expresión.
Esta entrada fue publicada en cotidianas, historia. Guarda el enlace permanente.

6 respuestas a Los zapatos de mi padre

  1. Enhorabuena por el artículo, y muchas gracias de corazón.

    Me gusta

  2. Paco González dijo:

    Amigo Juan, los viejos son parte de nosotros y lo serán siempre. Cuantas coincidencias en tu relato con muchos momentos de mi infancia. Felicidades a ese gran hombre que es tu padre.

    Te mando un fuerte abrazo.

    Me gusta

  3. Vidina Espino dijo:

    Es un relato precioso y Segundo un gran hombre. Eres un hijo afortunado, amigo.

    Me gusta

  4. Pepi Núñez dijo:

    Es un relato precioso, me ha emocionado, conozco a tus padres, vivimos en el mismo barrio, casualmente hoy pregunté por él, hace tiempo que no le veo sentarse en la esquina, frente a su piso. Ni te imaginas lo orgulloso que está de sus hijos. Mis felicitaciones para él y para ti. Saludos.

    Me gusta

  5. Enhorabuena y… a seguir cumpliendo años.

    Me gusta

  6. Pues muchas felicidades para Segundo. Y también para su hijo por sentirse orgulloso de él.

    Me gusta

Deja un comentario