Somos pobres, pero…


Un 26,1% de la población canaria está en riesgo de pobreza.  Parece que la cosa ha mejorado en los últimos dos años. Entre 2020 y 2022 la tasa Arope (pobreza y exclusión social) bajó de un  39,1% a un 36,2%. Aunque, eso sí, seguimos estando  entre los más pobres de las 17 comunidades autónomas y nacionalidades, solo  Extremadura y Andalucía tienen un mayor porcentaje de pobres según el último informe Arope realizado por Cáritas.

Desde el año 2017 no les iba tan bien a los que siempre les va mal. A los que les iba muy bien, les va mucho mejor: tenemos a dos empresarios de las islas en la lista Forbes, entre los cien más millonarios del Estado español.  Uno está en el puesto 34 y tiene un patrimonio de 1.200 millones de euros y otro, con un patrimonio de 320 millones de euros, está en el puesto 99 de los más millonarios de España. No les digo sus nombres para que no los estén molestando, que fíjate los toletes esos que dijeron que habían guardado 1.000 euros en las dunas de Maspalomas  y la que se armó.

En términos absolutos, 787.000 personas residentes en Canarias, unas 34.000 menos que el año pasado, están en riesgo de pobreza y/o exclusión social.  La pobreza, en Canarias y en el mundo, sigue teniendo rostro de mujer: un 38,3 tasa de pobreza femenina y un 34% la tasa masculina. Me pregunto cuántos  gobernantes canarios  consideran una prioridad reducir estos datos.  Porque no creo que  vayamos a salir de pobres a base de planificar urbanizaciones turísticas de lujo, campos de golf o rogando a los nómadas digitales que sienten sus glúteos en este paraíso  tan cerca de África y tan lejos de dios.

Nos dirán que eduquemos a nuestros hijos en la cultura del esfuerzo, que aplaudamos a los emprendedores, que acabemos con la maraña burocrática que frena a los inversores que están deseando dejar su pasta en las islas para… ¿repartirla o multiplicarla?  Pero para evangelizar a la gente joven y que se crea el rollo de la economía de mercado y de sociedad de las oportunidades tendríamos  que apagar la tele cuando empiezan los telediarios, o bajar el volumen de la radio cuando comienzan los informativos.

Porque si vemos los emprendedores de éxito en Canarias  de los últimos años nos echamos las manos a la cabeza: Marco Antonio Navarro, el mediador que ponía en contacto a varios políticos (Tito Berni y sobrino que heredó el cargo) con empresarios que querían  que les quitaran sanciones por actuaciones ilegales en sus empresas  ganaderas, o por acceder a ayudas europeas.  Otro personaje es el general  Francisco Espinosa de la guardia civil, que cobró un pastón por dar cursos contra el crimen organizado en varios países africanos, mientras en sus horas libres participaba de una trama criminal que se está investigando. O el último emprendedor con gran éxito en Baleares, Madrid y Canarias, Koldo García, antiguo portero de un club de alterne que combinaba su puesto de asesor del ex ministro José Luís Ábalos con la venta de mascarillas a precio de oro.

Toda esta gentuza salió de pobre y  no está en los gráficos del informe Arope.   En el Parlamento canario montarán una comisión de investigación sobre los chollos de Koldo, hasta el PSOE votará a favor después de frenar  con sus socios de la legislatura pasada una comisión sobre el primer pelotazo de mascarillas (el de los 4 millones pagados a una empresa de coches por unas mascarillas que no han aparecido).  La comisión servirá para entretenernos, para facilitarnos temas para las próximas tertulias,  y a sus señorías les servirá para tener más ingresos por dietas de asistencia. Pero cuando acabe la comisión parlamentaria  los golfos mantendrán sus comisiones escondidas y los canarios y canarias de los gráficos de Arope seguirán con su pobreza, y los ricos de Forbes con su riqueza y, como cantaba Serrat, el señor cura a sus misas. Vamos, bajando la cuesta, que arriba en el Parlamento se acabó la fiesta.

@juanglujan

Este artículo también se publicó en el diario digital Tiempo de Canarias

Acerca de juanglujan

Juan García Luján es periodista, de las islas Canarias. Ha trabajado en radio, prensa y televisión. Entiende el oficio de periodista como la posibilidad de informar, comunicar y reflexionar en alto. Todavía cree que es una profesión útil para la sociedad. Después de 25 años de oficio no confunde libertad de empresa con libertad de expresión.
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Una respuesta a Somos pobres, pero…

  1. Artemir dijo:

    Buen trabajo. ¡Adelante siempre! Permítanme decir una tontería muy importante. Propongo crear una asociación legal de vendedores/as de drogas. Venta no solo de tabaco y bebidas alcohólicas a mayores de edad, algo que se hace, se paga impuestos y permite vivir a pequeños autónomos. Hablo de drogas que «todo» el mundo consume, de las que nadie paga impuestos y que permite enriquecerse no solamente a unos pocos millonarios sino también a muchos pequeños ricos que están de baja «por enfermedad». Hay docenas de drogas que no afectan a la salud consumidas por millares de personas y permiten trabajar con alto rendimiento pero de las que Hacienda no participa, en cambio sí la seguridad social, que atiende a quienes las manejan sin que estas personas coticen un duro. La «ley seca» contra toda clase de drogas -al igual que lo fue para las bebidas alcohólicas- solo sirve para «beneficiar sin cotizar , mientras se drogan (es un decir) hasta quienes diseñan las leyes o las aplican. Menos hipocresía y más realismo, que la Hacienda pública vive de este, no de aquella. Salud.

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