Discurso y memoria. Juan G. Luján


Cuando acabó el discurso del presidente Fernando Clavijo en el acto institucional del Día de Canarias en el teatro Pérez Galdós, se cumplió la tradicional   foto de familia con los premiados y sonó el himno de Canarias, el único himno del mundo que es una canción de cuna. Todo en orden. Después besos y abrazos entre diputados y diputadas, senadores, alcaldes, alcaldesas (pocas), concejales y concejalas, presidente del Cabildo, ministro canario, … 

Pero después, en el hall del teatro Pérez Galdós, me cuentan que hubo monotema: la aprobación de la Ley de Amnistía. “¡Qué vergüenza de pleno!”, “qué gamberros los de la ultraderecha boicoteando el pleno”, “ya Rufián anunció que después pedirán el referéndum, son insaciables”, “bueno, Coalición Canaria cumplió y votó en contra”… Más o menos así debió ser el desahogo de sus señorías que recitaban el argumentario según las siglas de su partido, sus señorías que ignoraron el discurso del Mencey Clavijo y los gritos de los manifestantes de ‘Canarias tiene un límite’, que comprobaron que la delegación del Gobierno considera que el derecho a manifestación también tiene un límite y ordenó recluir a los ecologistas  detrás de unas vallas en los laterales del teatro.

Sin que sirva de precedente, puedo confesar y confieso que me gustó el discurso del presidente Fernando Clavijo. Frente al tradicional mitin de lo bueno que somos y menos mal que estamos nosotros gobernando, el Mencey supo dar protagonismo fundamental a los premiados y premiadas, y habló del futuro (por cierto, un discurso sobre el futuro que comenzó con un saludo tan  medieval saludando explícitamente a las ‘autoridades eclesiásticas y militares’, ¿por qué no saludar también a las autoridades deportivas, culturales o sindicales?, al fin y al cabo en muchos casos pertenecen a organizaciones más democráticas que la iglesia y el ejército).

El Mencey Clavijo hizo una alusión clara a quienes se estaban manifestando en los alrededores del teatro Pérez Galdós: “hay hoy una nueva generación que defiende que es necesario revisar el actual modelo de Canarias, y decidir entre todos y todas qué Canarias queremos para el futuro, cómo queremos ser, cómo queremos relacionarnos con nuestro entorno, cómo y cuanto queremos crecer, cómo y de qué forma queremos distribuir la riqueza de nuestra sociedad”. Sostiene el presidente que el debate ya ha comenzado: “hemos iniciado una profunda reflexión y un debate sosegado, junto a las autoridades públicas y la sociedad civil, debe ser una reflexión colectiva”. Faltó decir cuándo, dónde y con quiénes comenzó el debate. Faltó contar qué entiende el presidente por “sociedad civil”. Faltó confesar si hablaba en nombre de todo el gobierno o solo de su partido. Faltó anunciar cómo cree el gobierno, o al menos su presidente, que se puede cambiar el modelo productivo.

A pesar de que el presidente Clavijo supo recoger en su discurso algunas de las demandas más destacadas del 20 A, desde el movimiento ecologista hay un gran escepticismo. El movimiento ecologista canario es intergeneracional, hay gente joven y gente que le lleva más de una década al Mencey. Y son gente con memoria. Y los que no tengan memoria solo tienen que ir a la hemeroteca y ver la trayectoria política de Coalición Canaria en materia de mediambiente.

Aunque, todo hay que decirlo, acabamos de tener una legislatura de gobierno progresista y el modelo económico no fue planteado por nadie en el seno del anterior gobierno (en twitter sí). Es fundamental no olvidar los errores del pasado. En la hemeroteca se puede ver que  un gobierno de Coalición Canaria y PP, con Román Rodríguez como presidente,  fue quien aprobó la primera Ley de Moratoria Turística, con los votos del PSOE en contra. Y que mientras el Gobierno defendía aquella ley, ayuntamientos de esos mismos partidos aprobaban de forma masiva licencias turísticas que, en algunos casos, fueron declaradas ilegales.

Está muy bien que el presidente incorpore a su discurso las demandas del 20 A, ahora se trata de que la “sociedad civil” se organice con tino, se exprese con buen tono (sin escraches ni huelgas de hambre mesiánicas, por ejemplo), y que haya un debate público que  pueda culminar con propuestas políticas reales de transformación del modelo productivo. Para lograr todo eso, no basta solo con el discurso, pero que el presidente lo haya puesto en su discurso ya es un paso importante.

@juanglujan

Este artículo también se publicó en el periódico Tiempo de Canarias

Acerca de juanglujan

Juan García Luján es periodista, de las islas Canarias. Ha trabajado en radio, prensa y televisión. Entiende el oficio de periodista como la posibilidad de informar, comunicar y reflexionar en alto. Todavía cree que es una profesión útil para la sociedad. Después de 25 años de oficio no confunde libertad de empresa con libertad de expresión.
Esta entrada fue publicada en Opinión y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario