Hace muchos años que
se habla de una carretera
que haría muy corto el trayecto
entre Agaete y La Aldea
sin tener que contar curvas
sin miedo a que caigan piedras…
Incluso la comenzaron,
pegaron a sacar tierra
se convirtió en esperanza
una larguísima espera
y de repente, qué cosa,
van y se acaban las perras
y aquel trayecto de pronto
parece que no interesa
porque nunca interesaron
La Aldea ni sus problemas
sino el negocio de algunos:
ciertas camas hoteleras
y ciertos campos de golf
que tenían que estar cerca
y hay que hacerle a los turistas
una buena carretera.
De paso, los aldeanos,
y los que vayan y vengan
cuando tengan prisa o miedo
que también echen por ella
porque el negocio, si es bueno,
a todos contentos deja:
unos se llevan los duros,
otros a su casa llegan…
Pero no se trata de eso,
esto no es una carrera.
Seguridad solamente
es lo que pide La Aldea
y seguridad pidieron
muchas voces y con fuerza
para que también pensaran
en nuestra naturaleza
y en un trayecto seguro
sin hacerle daño a ella…
Pero no; a los empresarios
eso no les interesa,
lo de ellos es llegar antes
que antes llegarán las perras
y ahora cambian de rumbo
dejan el proyecto a medias
y los políticos dicen
que buscarán la manera
de encontrarle soluciones
a este tremendo problema,
pero bla, bla, bla, bla, bla…
Esta canción ya nos suena:
si no hay otros intereses
no habrá un dedo que se mueva
ya no mandan los gobiernos
ahora mandan las empresas
y si ellas dicen que no
dice que no quien gobierna.
Y ahora con sus prohibiciones
para limpiar sus conciencias
ahogan La Aldea y El Risco
y le duele a una isla entera;
alguno promete algo
porque hay elecciones cerca
y se pasan la pelota
como echando culpas fuera.
Y tú no te lo mereces.
No te mereces, Aldea,
estar en boca de algunos
que no saben dónde quedas
que dicen que es culpa de otro
porque si por ellos fuera…
Ya verás que todos esos
que hoy ignoran tu tristeza
algún día se darán
codazos por la tijera
con la que cortar la cinta
de la carretera nueva.
*Yeray Rodríguez es verseador y profesor de Literatura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Estos versos se publican con permiso de su autor.