Mubarak, Ben Ali, Mohamed VI…nuestros dictadores amigos


En el hospital Universitario de Heidelberg ya tienen preparadas las habitaciones para recibir a Hosni Mubarak. Le tratarán con mucho cariño. Angela Merkel llamó al presidente egipcio para decirle que las sábanas ya están limpias y la cama hecha, que el gobierno alemán lo recibirá con el cariño que se merece, que Sarkozy y David Cameron están de acuerdo en recibir al viejo aliado. Mubarak ya estuvo en el hospital de Alemania el verano pasado, fue a quitarse unas piedras de la vesícula. Ahora le ofrecen que vaya antes de que cientos de miles de egipcios le tiren piedras y zapatos a la cara.

Mubarak dijo anoche que no abandona el país. Dice que la historia lo juzgará, pero la historia ya lo está juzgando, la plaza de Tahrir se convirtió en el Palación de Justicia de El Cairo, más de un millón de egipcios juzgó y sentenció al todavía presidente del gobierno. Debe marcharse. Después de su discursos los manifestantes se quitaron los zapatos y los levantaron con sus manos, el mayor gesto de desprecio que puede hacer un musulmán.

El mayor aliado de Europa, Estados Unidos e Israel en los países árabes está pasando sus peores horas. Porque conviene recordar que Mubarak es un viejo aliado aunque ahora Obama, Sarkozy, Merkel, Cameron y Zapatero se den cuenta de repente de que en Egipto no hay democracia. La Internacional Socialista decidió ayer expulsar de su organización al Partido Nacional Democrático que lidera Hosni Mubarak. De repente se dieron cuenta de que “incumple los valores que defiende la socialdemocracia”. La semana pasada hicieron lo mismo con el partido Reagrupación Constitucional Democrática que lideraba el expresidentes de Túnez Ben Alí. Nunca es tarde si la hipocresía llega.

Aquí los únicos que están diciendo lo que piensan son los israelíes. El presidente judío pidió a sus socios occidentales que dejen en paz a Mubarak. Desde los acuerdos de paz de Camp David firmados en 1978 entre Israel y Egipto, los gobiernos de El Cairo han sido los fieles aliados de los judíos. Para Tel Aviv cualquier gobierno que le cuestione su ocupación ilegal de Palestina es “islamista radical”, por eso no quiere cambios en Egipto. Les importa un pito los sufrimientos de los egipcios. En eso se parece a todos los líderes europeos y a Estados Unidos que ahora, de repente, descubren que en los países del Magreb no hay democracia. El gobierno de El Cairo no estaba en la lista del Eje del Mal, a pesar de los 30 años de Mubarak en la jefatura de un estado en teoría multipartidista.

Las revoluciones populares en Egipto y Túnez representan una luz de esperanza en este mundo de resignaciones. Los pueblos están demostrando que los dictadores pueden ser gigantes de barro. Algunas lecturas que se hacen de lo que allí pasa están cargadas de prejuicios coloniales: “allí no están preparados para la democracia”, “hay que controlar que no suban al poder los islamistas”. Democracia o dictadura, da igual mientras gobiernen los nuestros, mientras los que ocupen el poder permitan a las empresas occidentales la explotación de sus recursos naturales, su petróleo, su gas, su Canal de Suez. Que se muevan los pueblos, que echen a zapatazos a los sátrapas, y que puedan recuperar sus recursos naturales para combatir la pobreza y no para regalar sus beneficios a las multinacionales o evadir el dinero a cuentas corrientes en Europa. Que luchen ahora por la democracia que ya les tocará hacer como nosotros, intentar luchar contra la dictadura de los especuladores financieros.

Mucho más cerca que Egipto tenemos a Marruecos. Allí la monarquía corrupta continúa oprimiendo a la población propia y al pueblo saharaui. Pero la ministra española de Asuntos Exteriores ya se apresuró a defender al gobierno de Rabat. Trinidad Jiménez dice que en Marruecos no habrá revueltas populares debido a las reformas sociales que está haciendo el gobierno. Ya hubo una revuelta social masiva en El Aaiún, incluso antes que en Túnez, y el pueblo saharaui se vio solo ante el mundo, y todavía seguimos sin saber cuántos muertos hubo en la represión del campamento de la dignidad. Mohamed VI es uno de los nuestros, como lo eran hasta hace unos días Mubarak y Ben Ali.
La viñeta de El Roto ayer en El País es el mejor editorial que he visto para describir esta hipocresía de Estados Unidos y Europa con el Magreb, este apoyo político y militar que han estado realizado a los dictadores y reyes aliados los últimos años. Decía el personaje de la viñeta: “Hablaban como tiranos, se comportaban como tiranos, y gobernaban como tiranos…¡¿Cómo íbamos a saber que eran tiranos?! Pues eso.

Acerca de juanglujan

Juan García Luján es periodista, de las islas Canarias. Ha trabajado en radio, prensa y televisión. Entiende el oficio de periodista como la posibilidad de informar, comunicar y reflexionar en alto. Todavía cree que es una profesión útil para la sociedad. Después de 25 años de oficio no confunde libertad de empresa con libertad de expresión.
Esta entrada fue publicada en África, manifestación, política. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Mubarak, Ben Ali, Mohamed VI…nuestros dictadores amigos

  1. enrique hernandez reina dijo:

    SADAM no era el unico HIJO DE PUTA… LO QUE PASA ES QUE LOS DEMAS SON LOS «HIJOS DE PUTA» DE OCCIDENTE!

    Me gusta

Deja un comentario